EL AZABACHE
Lo trajeron a Compostela los peregrinos que llegaban por las siete
rutas, en muy antiguos tiempos. Tal vez por ello, por su origen
vinculado a las peregrinaciones, el azabache está considerado como "la piedra mágica del Camino".
Desde el inicio de las peregrinaciones a Compostela, todos cuantos acababan la Ruta Xacobea se llevaban como recuerdo una piedra de azabache. Esta costumbre daría origen a uno de los grupos de artesanos más característicos de Santiago.
La joya de la artesanía compostelana está precedida de un carácter mágico. Se decía que era capaz de curar determinadas enfermedades como las "cataratas" o los "lamparones" y fue muy utilizado en el arte de la adivinación, tan prolífico en la Galicia medieval y aún en la actualidad, que este es un país de meigas. Sin embargo el azabache apenas existe en Galicia y los artesanos de Compostela lo importan de Asturias.
El azabache fue una industria relevante en la edad media valorado por su belleza ornamental y por la virtudes mágicas que se le atribuyen. En Santiago se localizaban los talleres más importantes que tenían en los peregrinos sus mejores clientes. Los artesanos del azabache siguen siendo en Compostela excelentes maestros en el arte de combinar esta piedra con los metales preciosos, realizando excepcionales piezas de joyería.
Desde el inicio de las peregrinaciones a Compostela, todos cuantos acababan la Ruta Xacobea se llevaban como recuerdo una piedra de azabache. Esta costumbre daría origen a uno de los grupos de artesanos más característicos de Santiago.
La joya de la artesanía compostelana está precedida de un carácter mágico. Se decía que era capaz de curar determinadas enfermedades como las "cataratas" o los "lamparones" y fue muy utilizado en el arte de la adivinación, tan prolífico en la Galicia medieval y aún en la actualidad, que este es un país de meigas. Sin embargo el azabache apenas existe en Galicia y los artesanos de Compostela lo importan de Asturias.
El azabache fue una industria relevante en la edad media valorado por su belleza ornamental y por la virtudes mágicas que se le atribuyen. En Santiago se localizaban los talleres más importantes que tenían en los peregrinos sus mejores clientes. Los artesanos del azabache siguen siendo en Compostela excelentes maestros en el arte de combinar esta piedra con los metales preciosos, realizando excepcionales piezas de joyería.
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